PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA - DOS HERMANAS
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domingo, 9 de octubre de 2011

Nuestros hijos y Dios

     Hemos encontrado un atractivo  blog  que  publica  una entrada  titulada   La educación cristiana en la familia:  cómo hablar de Dios a los hijos.  Aquí lo recogemos íntegramente porque nos parece sencillo y claro:


 Nosotros los padres somos los primeros educadores y primeros responsables de su educación cristiana. De igual forma que somos los primeros responsables de todos los aspectos de su educación: enseñarles a comer, a lavarse los dientes, a vestirse, a ser ordenados...
Nada ni nadie nos puede eximir de esta responsabilidad.
Además, no olvidemos que el día de nuestra boda dijimos sí cuando se nos preguntó si estábamos dispuestos a educar a nuestros hijos según la ley de Dios.

¿Por qué?

Porque somos cristianos y hemos recibido un mandato, una misión de Jesucristo “Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio”, que para los padres se concreta, en primer lugar, en sus hijos.
Porque como cristianos, y especialmente si vivimos intensamente nuestra vida cristiana, la consideramos como un tesoro que no podemos guardar para nosotros, queremos hacer partícipes de ese tesoro especialmente a los más cercanos, a las personas que más queremos, nuestros hijos. Lo mismo que cuando hemos leído un libro o visto una película que nos ha gustado mucho, no paramos de recomendarla a nuestros amigos.

¿Qué supone para los padres educar en la fe?

Educar en la fe hace que los padres nos replanteemos muchas cosas; nos obliga a profundizar en muchos aspectos ya que tenemos que estar seguros de lo que vamos a transmitir.
Pero... no estamos solos. No podemos olvidar que Jesucristo ha instituido el sacramento del matrimonio para ayudarnos en esta labor educativa. Tenemos la ayuda específica -gracia- de Dios para educar a nuestros hijos. A veces podemos pensar “no puedo” y efectivamente es así: “yo solo no puedo” pero como no estoy solo, tengo la ayuda de Dios y “juntos podemos”.

¿Qué hay qué hacer para educar cristianamente a nuestros hijos?

A los niños pequeños hay que decirles pocas cosas, las explicaciones han de ser breves. Lo que les ayuda es nuestro ejemplo y hacer cosas con ellos. Es importante apoyarse en estímulos sensibles como las imágenes, las oraciones y canciones. Algunas ideas que podemos poner en práctica son:

• Rezar por las noches. Desde que son bebés, podemos empezar a hacerles la señal de la cruz cuando les acostamos. En cuanto empiecen a sonreír, a mirarnos,… podemos empezar a rezar con ellos por la noche. Nunca es demasiado pronto.

• Poco a poco, según se van haciendo mayores y tienen más capacidad de razonamiento, podemos acompañar las oraciones vocales tradicionales con una acción de gracias por el día tan estupendo que han pasado, un pedir perdón por algo que han hecho mal, pedir por alguna persona que lo necesita, pedir fuerzas para ser mejores.

• Bendecir la mesa. [Los alimentos son un regalo de Dios, que debemos agradecer.]

• Tener alguna imagen de la Virgen en casa, de la Sagrada Familia... No puede faltar el Belén en Navidad que nos permite hablar de los primeros años de la vida de Jesús con naturalidad.

• Hablarles de Jesús. ¿Cuándo? Por la noche o bien podemos dedicar un día a la semana, como el domingo, para explicarles el Evangelio de ese día. Existen Evangelios con comentarios que pueden resultar muy útiles así como las Biblias para niños.

Por ello, enseñarles a rezar tiene gran importancia: cuando enseñamos a un hijo a rezar, primero enseñándole las oraciones de siempre y luego enseñándole a que hablen con Dios de forma natural, estamos estableciendo una relación de nuestros hijos con Dios única e intransferible. Nosotros damos el primer empujón, “concertamos esa primera cita”, pero luego es Dios el que hace el resto y va actuando sobre nuestros hijos.

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