PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA - DOS HERMANAS
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domingo, 27 de julio de 2014

Viajar con ancianos

Hacer un viaje familiar que incluya a los abuelos o padres ancianos es una manera de unir a la familia, pero esos viajes pueden requerir una mayor preparación si tienen necesidades especiales. Proponemos estos consejos sobre qué considerar y cómo planear un viaje con personas mayores para asegurar que la actividad sea beneficiosa para todos.

Permite a tus padres colaborar en la elección del destino para planear unas vacaciones que todos puedan disfrutar. Vale proponer los lugares que siempre quisieron visitar, un país importante en la historia familiar o un viaje a algún lugar especial de la infancia. Escoger el destino ayudará a que se sientan involucrados, y les permitirá opinar sobre las preocupaciones que puedan tener sobre viajar a determinados lugares o sobre ciertas actividades.

El viaje será más organizado y menos estresante si se puede preparar un itinerario por escrito para el tiempo que pasen viajando, y para cualquier actividad que quieran realizar una vez que lleguen a destino. Un itinerario facilitará los arreglos con los hoteles, con el transporte del aeropuerto o con los taxis, y mantendrá a todos unidos en la misma tarea.

Es conveniente elegir vuelos directos para evitar los trastornos originados con los vuelos de conexión (largas esperas, incomodidades, impaciencia). Así facilitamos el traslado de quienes se muevan con la ayuda de un bastón o de una silla de ruedas.

Llama con anticipación y haz todos los arreglos para prever las necesidades especiales que tus familiares puedan tener. Esto incluye reservar habitaciones de hotel con acceso para discapacitados o equipamiento de seguridad en los baños, conseguir una silla de ruedas en el aeropuerto, o preguntar por la disponibilidad de transporte público con rampa para silla de ruedas.

No olvides etiquetar todos los medicamentos que vayan a tomar en el viaje con su nombre, la dosis y las instrucciones para la administración. Esto facilitará la tarea de continuar la medicación durante el periodo vacacional. Es necesario informarse sobre las normas vigentes sobre productos farmacéuticos en caso de utilizar el avión.

Consulta con los médicos de cabecera o con los cuidadores de tus padres acerca de cualquier necesidad médica de la que tengas dudas, y si el doctor recomienda viajar con documentación médica. La necesidad de llevar contigo estos papeles puede variar, dependiendo del destino del viaje y de las necesidades de cada uno. Asegúrate de llevar la información de contacto de los médicos o los cuidadores en caso de emergencia.

Planea paradas durante el viaje. Esto les dará a nuestros mayores una oportunidad para descansar, tomar medicamentos e hidratarse, ya que probablemente se cansarán más rápido. Un recreo te permitirá evaluar cómo transcurre el viaje y comprobar que ellos también disfrutan del momento.

domingo, 20 de julio de 2014

Vacaciones en familia

El verano puede ser una época enriquecedora, ya que da la oportunidad de descansar y hacer grandes amigos; pero ¿por qué no aprovecharlo, además, para asistir a un curso de Bioética?, ¿para dedicarlo a la oración?, ¿o para convivir con familias con nuestras mismas inquietudes?
Este proyecto se hace realidad en un verano diferente.
Consulta la web www.veranodiferente.org para disfrutar en familia de otra manera durante las vacaciones.

domingo, 13 de julio de 2014

Crecemos en la fe

La Conferencia Episcopal Española acaba de presentar una nueva publicación: Testigos del Señor, catecismo para el crecimiento en la fe, recoge la fe de la Iglesia y la presenta de una manera accesible a los niños y adolescentes de entre 10 y 14 años, que son sus principales destinatarios. Su objetivo es ser un instrumento que dé continuidad a la catequesis después de la Primera Comunión; que se utilice en la preparación del sacramento de la Confirmación y que, de esta manera, ayude a profundizar en la fe.

Testigos del Señor es continuación y ampliación de Jesús es el Señor (2008), el catecismo para los niños de entre 6 y 10 años. A estos dos se une Los primeros pasos en la fe (2006), orientado a despertar la fe en la familia y en la parroquia y cuyos destinatarios son niños menores de 6 años. Los tres forman el conjunto de textos para la catequesis de iniciación cristiana de niños y adolescentes, que es un aprendizaje de toda la vida cristiana inseparable de los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía.

El catecismo Testigos del Señor consta de 50 temas divididos en 5 partes, inspiradas en los grandes momentos del desarrollo de la Vigilia Pascual: Jesucristo es la Luz; Jesucristo es la Palabra; Jesucristo es la Verdad; Jesucristo es la Vida, y Jesucristo es el Camino.

Para facilitar su manejo, a cada parte se le ha asignado un color relacionado con la temática que desarrolla. El naranja, color que representa la luz de Jesucristo, diferencia la primera parte, en la que se anuncia quién es Dios y quiénes somos nosotros. La segunda parte se señala en verde, color de la esperanza que da la Palabra de Dios. El morado de la tercera parte invita a acoger la verdad de Cristo, Salvador y Señor. En la cuarta parte, el color azul hace referencia al agua del Bautismo que da paso a una vida nueva. Para la quinta y última parte se utiliza el rojo, color del Espíritu Santo, que impulsa y ayuda a vivir a los cristianos.

Cada tema se presenta con una portada que integra una gran imagen y un texto bíblico. Si unimos ambas cosas al título, nos encontramos con un primer anuncio del contenido de dicho tema. Posteriormente, se desarrollan distintos apartados: una explicación de la fe, una aplicación a la vida del cristiano, una invitación a la oración y un testimonio. El tema también integra recuadros explicativos que introducen preguntas, ideas o conceptos.

Testigos del Señor se completa con unas páginas que recogen las principales fórmulas de fe y dan respuesta a 162 preguntas. Se cierra con un Oracional, conjunto de oraciones más comunes que se han ido transmitiendo de generación en generación y que los cristianos siguen rezando hoy.

domingo, 6 de julio de 2014

En vacaciones

La necesidad del descanso y la serenidad es algo que viene pedido por la naturaleza humana. En las primeras páginas del Génesis se nos dice que: “cuando llegó el día séptimo Dios había terminado su obra, y descansó de todo lo que había hecho” (2,2). El mismo  Jesús invitó a sus discípulos: “a un lugar solitario para descansar un poco. Porque eran tanto los que iban y venían, que no tenían tiempo para comer” (Mc 6,31). ¿Qué quiere decir todo esto? ¡Que las vacaciones no son un invento de la sociedad del bienestar!
Hay dos formas de vivir el tiempo vacacional: la más potenciada por la cultura hedonista dominante es el “dolce far niente”. Es decir, deja a un lado la cabeza, el corazón, la conciencia, para vivir la aventura humana del capricho de moda. Otra manera es la que propone Benedicto XVI “metiendo el Evangelio en la maleta”, que significa convertirnos en dueños de nuestras vacaciones, saber valorarla pero nunca mitificarla y descubrir los valores que encierra esa época del año:
1. El descanso: la fatiga y el afán por el trabajo y otras ocupaciones, ofusca el criterio de lo verdadero y lo justo. Las vacaciones son un periodo útil para reponer fuerzas físicas, psíquicas y espirituales que posibiliten un cambio en los aspectos de la vida que lo requieran.
2. La reflexión: hay que buscar espacio y tiempo para pensar en uno mismo. No tengas miedo de reencontrarte contigo y vencer la superficialidad que produce el ajetreo de la vida ordinaria. Para ello, no olvides los Evangelios que te ayudarán.
3. La alegre serenidad: las diversiones distraen, los viajes alejan momentáneamente los problemas. Pero la alegría permanente brota de tener la “casa interior” en orden. Las vacaciones son un tiempo privilegiado para una “puesta a punto”.
4. La familia: en una sociedad donde trabaja el padre y la madre fuera del hogar, los hijos gozan poco de sus progenitores. El periodo vacacional puede estrechar mucho más los lazos familiares, crecer en comunicación entre sus miembros y ayudar a aquel que más lo necesite.
5. La amistad: las relaciones entre los amigos necesitan su tiempo. Las vacaciones son un momento propicio para acercar amistades, reparar olvidos, subsanar malos entendidos, visitar al amigo enfermo y dedicar horas a disfrutar de las buenas compañías
6. Redescubrir la belleza de la fe: las vacaciones no se reduce a “campo, mar o montaña”. Hay que saber captar la hermosura de las obras humanas que nos legaron nuestros mayores. Este tiempo de asueto se puede gastar en cultivar la sensibilidad hacia nuestro patrimonio histórico, artístico, cultural y religioso que son expresiones de la vida de nuestros antepasados.
7. El silencio: en él logramos percibir las voces más significativas para nuestra realización personal. Quienes aprecian el silencio se convierten en “maestros” del escuchar y comunicar.
8. La oración: tan escasa por las múltiples ocupaciones, es ahora un momento para mayor comunicación con el Señor y recibir de Él la fuerza y el estímulo para nuestro camino diario.
9. La creación: en la época vacacional muchas personas tienen más oportunidad de contemplar y valorar el hermoso espectáculo que cada día nos ofrece gratuitamente la madre naturaleza donde está tan palpable la huella del Creador.
10. La solidaridad: en vacaciones nunca se debe olvidar el amor a los pobres. Ello se manifiesta en el austeridad en gasto y en el compartir, cuidando y dando compañía a los mayores, apoyando interesantes actividades sociales y pastorales en zonas.
Artículo de Monseñor Juan del Río Martín, publicado en Zenit.org