
Con
la oración diaria, es decir, hablando con Dios en todo momento, contándole todo
lo que pasa entre la familia para así estar más cerca de Él, es como se va a
fortalecer la unión y el amor que existe entre los miembros familiares. Y, si
una familia está unida con Dios por medio de la oración común, el respeto a
todas las personas (que somos imagen y semejanza de Dios) se vivirá
continuamente, como Dios lo ha planeado.
Es
muy bueno el que todos los días, en familia se lea la Palabra de Dios. Si Dios
está presente en las conversaciones, el comportamiento de los miembros de la
familia será reflejo del amor de Dios. Si únicamente se habla de fútbol,
chismes, envidias,..., el comportamiento de la familia será de la misma manera.
La
familia cristiana es privilegiada ya que es llamada por Dios nuestro Padre a
ser el espacio en donde se dé la educación en los valores cristianos como el
amor, la ayuda mutua, el servicio a los demás y sobre todo, a seguir a Cristo
como lo hicieron sus apóstoles. Cuando
Dios habita en una familia, la felicidad abunda en todos sus miembros.
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