PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA - DOS HERMANAS
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domingo, 14 de julio de 2013

Lumen Fidei


Lumen fidei, la luz de la Fe, es la primera encíclica del Papa Francisco. Se trata de un texto que comenzó Benedicto XVI con motivo del Año de la Fe, y que no pudo terminar al renunciar a su Pontificado. El Papa Francisco la firmó el pasado 29 de junio e introdujo algunas aportaciones. El documento está organizado en 60 puntos con la siguiente estructura: una introducción (1-7), cuatro capítulos (8-57), y una conclusión (58-60).
El primer capítulo (8-22) presenta la fe de Jesucristo, el verdadero “testigo fiable” que revela cómo es Dios y que nos ayuda a verlo del modo en que él mismo lo veía, como Padre. Pero la fe no es sólo conocimiento, “es un don gratuito de Dios que exige la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para poder ver el camino luminoso del encuentro entre Dios y los hombres, la historia de la salvación”.
El segundo capítulo (23-36), más práctico, aborda la relación entre “fe y verdad”, y también entre “fe y amor”. El Papa Francisco advierte que “la fe, sin verdad, no salva. Se queda en una bella fábula, la proyección de nuestros deseos de felicidad”. Al mismo tiempo, se traduce en amor a Dios y a los demás. Por eso, la fe no es intransigente, y el creyente no es arrogante, sino que practica de modo natural el diálogo.
El capítulo tercero (37-49) se centra en la evangelización, pues la fe es para difundirla, y en el modo en que todo se refuerza gracias a los sacramentos del bautismo y la eucaristía.
Por último, el capítulo cuarto (50-57) se refiere al bien común, es decir, al modo de organizar la sociedad según los criterios de la fe, con detalles sobre el modo de vivirla en la familia fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, en las relaciones sociales, en el respeto a la naturaleza –que es manifestación de Dios- y en los momentos difíciles del sufrimiento y de la muerte.
 

En esta encíclica se habla de la familia como primer ámbito que la fe ilumina. En el matrimonio, unión estable de un hombre y de una mujer, los esposos pueden prometerse amor mutuo con un gesto que compromete toda la vida gracias a la fe que nos descubre un plan que sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar totalmente nuestro futuro a la persona amada. Además, la fe ayuda a captar la realidad de los hijos porque nos hace reconocer el amor creador y nos confía el misterio de una nueva persona. (52)

En la familia, la fe está presente en todas las etapas de la vida, comenzando por la infancia: los niños aprenden a fiarse del amor de sus padres. Por eso, es importante que los padres cultiven prácticas comunes de fe en la familia, que acompañen el crecimiento en la fe de los hijos. Sobre todo los jóvenes, que atraviesan una edad tan compleja, rica e importante para la fe, deben sentir la cercanía y la atención de la familia. (53)

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