Educar a un hijo pasa por saber decirle que no. Dicho así es muy
sencillo, pero hay padres que tienen muchas dificultades a la hora de poner
límites a sus hijos.
Los límites y las normas son muy
importantes para el desarrollo del niño. La disciplina no está reñida con el
cariño y el afecto. Los padres no deben tener miedo a imponer unas normas y
unos límites al niño. No deben sentirse culpables, ni pensar que el hijo se
traumatizará o lo interpretará como falta de cariño.
A veces tratamos de evitarles el dolor y las frustraciones,
pretendemos hacerles felices dándoles lo que desean, pero estamos equivocados. Es un error pensar que el niño para ser
feliz necesita todo lo que quiere. Una persona feliz no es aquella que no
se equivoca nunca o aquella que siempre consigue todo lo que quiere. Una
persona feliz es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe
superar la frustración de forma constructiva.
Si evitamos a nuestros hijos las frustraciones, llegará un día
irremediablemente en el que tendrán que enfrentarse a ellas y no podrán hacerlo
porque no tendrán los recursos emocionales necesarios. Es nuestra obligación enseñarles
a aprender de sus errores, a afrontar los fracasos y superar la frustración, a
conseguir sus metas y a esforzarse para ello.
¿Cómo hacer?
Cambia la manera de ver los fracasos. Cuando algo le salga mal
debemos hacer que no lo vea como algo negativo, son cosas que pasan, y que lo
importante es darse cuenta de dónde nos hemos equivocado para que no vuelva a
ocurrir. Ante todo fracaso hay
siempre algo positivo que es la capacidad de aprender de ello, la posibilidad
de crecer como persona también
Haz que haga las cosas por sí mismo. No le des todo hecho, haz que
piense, aunque al principio no sepa hacer ciertas cosas. Déjale que lo haga él
solo, que lo intente y que tenga la oportunidad de equivocarse, debemos evitar
la sobreprotección. De esta forma se aprende que podemos equivocarnos, pero que
si nos equivocamos podemos también solucionarlo. Con esto también fomentamos su
iniciativa personal, su autonomía y evitamos que tenga miedo a hacer las cosas
por sí mismo.
Sé ejemplo para tus hijos. Los hijos aprenden e imitan lo que
ven. Somos un modelo de conducta para ellos, nuestro modo de actuar es el que
les guía para enfrentarse a situaciones de la vida. Ante situaciones que puedan
provocar frustración o fracasos, debemos mantener una actitud positiva. Y
esforzarnos por superar las dificultades.
Educa en el esfuerzo pero marcando objetivos razonables. Los hijos
han de aprender que para conseguir ciertas cosas es necesario esforzarse. De
esta manera verán que el esfuerzo es una manera de solucionar sus fracasos. Es
bueno hacer que el hijo se esfuerce, pero su nivel de exigencia ha de ser
razonable, si le ponemos un nivel demasiado alto, no lo conseguirá y
conseguiremos lo contrario, pensará que esforzarse no sirve para nada.
Razona con él sobre sus errores y fracasos. Que entienda lo que ha
pasado, qué ha salido mal. Si lo entiende se sentirá tranquilo y ganará
confianza porque sabrá lo que tiene que hacer la próxima vez. Te sorprenderá la
capacidad que tiene para entender y asumir lo que le estás diciendo.