PARROQUIA DE NUESTRA SEÑORA DE LA OLIVA - DOS HERMANAS
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domingo, 30 de marzo de 2014

Decir no

Educar a un hijo pasa por saber decirle que no. Dicho así es muy sencillo, pero hay padres que tienen muchas dificultades a la hora de poner límites a sus hijos.
Los límites y las normas son muy importantes para el desarrollo del niño. La disciplina no está reñida con el cariño y el afecto. Los padres no deben tener miedo a imponer unas normas y unos límites al niño. No deben sentirse culpables, ni pensar que el hijo se traumatizará o lo interpretará como falta de cariño.
A veces tratamos de evitarles el dolor y las frustraciones, pretendemos hacerles felices dándoles lo que desean, pero estamos equivocados. Es un error pensar que el niño para ser feliz necesita todo lo que quiere. Una persona feliz no es aquella que no se equivoca nunca o aquella que siempre consigue todo lo que quiere. Una persona feliz es aquella que sabe afrontar sus errores, aprende de ellos y sabe superar la frustración de forma constructiva.
Si evitamos a nuestros hijos las frustraciones, llegará un día irremediablemente en el que tendrán que enfrentarse a ellas y no podrán hacerlo porque no tendrán los recursos emocionales necesarios. Es nuestra obligación enseñarles a aprender de sus errores, a afrontar los fracasos y superar la frustración, a conseguir sus metas y a esforzarse para ello.

¿Cómo hacer?

Cambia la manera de ver los fracasos. Cuando algo le salga mal debemos hacer que no lo vea como algo negativo, son cosas que pasan, y que lo importante es darse cuenta de dónde nos hemos equivocado para que no vuelva a ocurrir. Ante todo fracaso hay siempre algo positivo que es la capacidad de aprender de ello, la posibilidad de crecer como persona también
Haz que haga las cosas por sí mismo. No le des todo hecho, haz que piense, aunque al principio no sepa hacer ciertas cosas. Déjale que lo haga él solo, que lo intente y que tenga la oportunidad de equivocarse, debemos evitar la sobreprotección. De esta forma se aprende que podemos equivocarnos, pero que si nos equivocamos podemos también solucionarlo. Con esto también fomentamos su iniciativa personal, su autonomía y evitamos que tenga miedo a hacer las cosas por sí mismo.
Sé ejemplo para tus hijos. Los hijos aprenden e imitan lo que ven. Somos un modelo de conducta para ellos, nuestro modo de actuar es el que les guía para enfrentarse a situaciones de la vida. Ante situaciones que puedan provocar frustración o fracasos, debemos mantener una actitud positiva. Y esforzarnos por superar las dificultades.
Educa en el esfuerzo pero marcando objetivos razonables. Los hijos han de aprender que para conseguir ciertas cosas es necesario esforzarse. De esta manera verán que el esfuerzo es una manera de solucionar sus fracasos. Es bueno hacer que el hijo se esfuerce, pero su nivel de exigencia ha de ser razonable, si le ponemos un nivel demasiado alto, no lo conseguirá y conseguiremos lo contrario, pensará que esforzarse no sirve para nada.
Razona con él sobre sus errores y fracasos. Que entienda lo que ha pasado, qué ha salido mal. Si lo entiende se sentirá tranquilo y ganará confianza porque sabrá lo que tiene que hacer la próxima vez. Te sorprenderá la capacidad que tiene para entender y asumir lo que le estás diciendo.

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