La parroquia y la familia son comunidades
complementarias, se necesitan mutuamente.
La parroquia engendra, educa y edifica la familia
cristiana. La engendra en el sacramento
del Matrimonio y en los sacramentos
de la iniciación cristiana. La educa con el anuncio de la palabra de Dios a través de la predicación, la catequesis y la formación
permanente. La edifica mediante la celebración de la Eucaristía y la invitación constante a vivir
el servicio del amor.
Por su parte, la familia ofrece a la parroquia
nuevos creyentes y le presta su colaboración necesaria e inestimable en el proceso de la iniciación cristiana,
la ayuda a ser ámbito de fraternidad
y le permite penetrar con su mensaje
en el mundo de las relaciones familiares y sociales.
Apuntamos
cuatro ideas:
1.
La familia necesita de apoyo para educar a sus hijos
y es precisamente la parroquia uno de los principales soportes para esta tarea.
2. La familia no se encuentra sola en esta tarea, la
parroquia debe estar junto a ella haciéndole compañía para que en comunidad
celebre y sirva al Evangelio del matrimonio, la familia y la vida.
3. La parroquia es la fuente a donde todos acuden a
saciar su sed.
4. La parroquia es un organismo que ayuda a la
familia a realizar su ser y misión.
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