Cada boda supone una gran fiesta.
Con la alegría que nace del corazón de Jesús, así debemos tomar una decisión coherente con nuestra fe. Que la libertad que nos da el amor nos lleve a una vida compartida hasta el final de los días y que tengamos siempre presente en la oración a María, Madre de la Vida.
¡Que seáis muy felices!
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